La ley de la armonía en nosotros

El equilibrio de la autopercepción

Quien encuentra comprensible cualquier cosa, aunque sea una pequeña fracción del conjunto de la realidad, [...] reconoce así que la enigmática realidad existe como estructura de orden, es decir, como armonía. Este conocimiento del orden y la armonía es el conocimiento del sentido. (Max Lüscher)

El anhelo de armonía es un anhelo de unidad y totalidad. En cambio, nuestras ideas sobre esta unidad, las necesidades, los intereses y los deseos relativos a una coexistencia armoniosa y a la configuración armoniosa de un mundo común suelen distar mucho entre sí. Incluso si el diálogo interpersonal logra comunicar las diferentes perspectivas, la cuestión de la experiencia interior, es decir, la cuestión de si nosotros mismos, individualmente, experimentamos un mundo armonioso, suele permanecer intacta. La pregunta "¿Cómo experimentamos el mundo?" está estrechamente relacionada con la pregunta "¿Cómo podemos experimentar el mundo? ¿Qué posibilidades tenemos y cuáles son los requisitos y las condiciones?". Max Lüscher aborda la cuestión de las condiciones de la posibilidad de experimentar y encuentra la solución en la unidad de los sentimientos propios.

Autopercepción y autorregulación de la psique

Sobre la base de las relaciones antropológicas fundamentales, surgen cuatro posibilidades de la relación yo-mundo. Estas cuatro relaciones básicas fundamentales resultan ser cuatro estados internos o actitudes internas en el ámbito de lo psíquico. Estas actitudes se experimentan más o menos conscientemente como sentimientos de sí mismo. Los sentimientos de sí mismo regulan como parámetros todos los procesos mentales en todos los niveles: el físico, el psicológico, el mental así como el nivel comunicativo-interactivo. Así pues, la salud se basa en la igualdad de peso funcional de los sentimientos de uno mismo: satisfacción interior, autoestima, confianza en uno mismo y libertad interior.

La interacción armoniosa de estos sentimientos de sí mismo significa que, normalmente, la psique, como sistema autorregulador, permite a las personas adaptarse de forma óptima a las exigencias de sus semejantes y de su entorno. Si uno de estos sentimientos está infravalorado o sobrevalorado, por ejemplo, la autoestima, el sistema de autorregulación de la psique se vuelve disfuncional. Como la ley de la igualdad de peso de los sentimientos propios sigue siendo válida, la psique regula la dinámica de las fuerzas psíquicas internas creando un equilibrio. Sin embargo, esta compensación -debido a su naturaleza sistémica- también afecta a los demás sentimientos propios.

Permanecer en la imagen: La sobrevaloración de la autoestima se manifiesta como una pretensión egocéntrica de validez y respeto, que tiene su causa en el déficit de la propia autoestima. Para compensar, esta carencia interior se demanda en forma de autoafirmación desde el exterior. Sin embargo, la dependencia de la autoafirmación ajena conduce en cierta medida a una pérdida de libertad interior; además, perjudica la satisfacción interior y debilita la confianza en uno mismo.

Esto es sólo una pequeña visión del sistema de autorregulación y su dinámica. El diagnóstico de Lüscher puede hacer visible el trastorno específico mediante la prueba de color de Lüscher. Muestra al mismo tiempo la causa del trastorno, así como la posibilidad de terapia.

Literatura: Max Lüscher (2009), Das Harmoniegesetz in uns. Berlin, Ullstein;